Hoy todos los bailarines del mundo están de celebración y nuestra sección de danza no iba a ser menos. Las profesoras y alumnado de danza de la AMC Euterpe no han renunciado a su festival anual con el que celebran este precioso día.
Origen del Día de la Danza
El Comité Internacional de la Danza estableció el Día Internacional de la Danza en 1982 y la fecha de 29 de abril fue elegida para conmemorar el cumpleaños de Jean-Georges Noverre (1727-1810), creador del ballet moderno.
Esta efeméride surgió con el objetivo de reunir al mundo de la danza, rendirle homenaje y celebrar su universalidad, cruzando todas las fronteras políticas, culturales y étnicas, reunir a toda la humanidad en la paz y la amistad alrededor de la danza, un lenguaje universal.
Cada año se elige a un representante del mundo de la danza para lanzar un mensaje este día. En 2020 es el turno de el bailarín, coreógrafo y actor sudafricano Gregory Vuyani Maqoma. Su manifiesto reza así:
«Fue durante una entrevista que tuve recientemente que pensé profundamente en la danza.
¿Qué significa para mí? En mi respuesta tuve que analizar mi viaje y me di cuenta de que todo se trataba de un propósito y que cada día presenta un nuevo desafío que hay que enfrentar y es a través de la danza que trato de dar sentido al mundo.
Estamos atravesando tragedias inimaginables en un tiempo que mejor podría describir como la era post humana. Más que nunca necesitamos bailar con un propósito para recordar al mundo que la humanidad todavía existe. El propósito y la empatía deben prevalecer a lo largo de años y años de innegable paisaje virtual, de disolución que ha dado lugar a una catarsis de dolor universal que invade la tristeza, la dura realidad que sigue impregnando a los vivos y a los que se enfrentan a la muerte, el rechazo y la pobreza. Nuestra danza debe más que nunca dar una fuerte señal a los líderes mundiales, a aquellos a quienes se les confía salvaguardar y mejorar las condiciones humanas de que somos un ejército de pensadores furiosos y que nuestro propósito se esfuerza por cambiar el mundo paso a paso.
La danza es libertad y a través de ella debemos liberar a los demás de las trampas que enfrentan en diferentes rincones del mundo. La danza no es política, sino que se vuelve política porque lleva en su fibra una conexión humana y por lo tanto responde a las circunstancias en su intento de restaurar la dignidad humana.
A medida que bailamos con nuestros cuerpos cayendo en el espacio y enredando juntos nos convertimos en una fuerza de movimiento tejiendo corazones, tocando almas y proporcionando curación que es tan desesperadamente necesaria.
Y el propósito se convierte en una sola danza hidra, invencible e indivisible. Todo lo que necesitamos ahora es bailar ¡Un poco más!»